Guillermo Coria: The Magician

6 de Junio del 2004. Una perfecta tarde naranja en Granadero Baigorria, provincia de Santa Fe. Una tarde con un clima enrarecido en Paris, una mezcla de tensión, orgullo, felicidad, favoritismo, excitación entre otras sensaciones se podían percibir en ese partido, la final de Roland Garros, que enfrentaba a Gastón Gaudio (The Cat) y a Guillermo Coria (The Magician).
Fue la primera final de Grand Slam que vi en mi vida (no el primer partido de tenis, recuerdo varios de Agassi y Federer), además la primera que enfrentaba a dos argentinos.
Inmediatamente tome favoritismo por el Mago de Rufino, y comprendí el porque de su apodo y gracias a el, a su magia, comprendi lo que puede despertar en uno este deporte. La tensión, el sufrimiento, la bronca, la desesperación, la impotencia, la ilusión y la más profunda y sincera felicidad, todas estas y mas emociones, con solo verlo por televisión.
El resultado creo que, por lo menos acá, lo conocemos todos. Gaudio gano Roland Garros, su primer Grand Slam. Y aunque estaba algo triste por Guillermo, no dejaba de estar orgulloso por ambos, por lo que generaron en los demás (el lunes, gente que no tenia la mas puta idea de que era un revés estaba comentado el partido como si hubieran nacido con una raqueta en la mano *segundo paréntesis o corrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrchete* fue un parto muy difícil, en el primer tiempo pudimos sacar al pibe y algo de ventaja a la raqueta...eh...y ya en el segundo tiempo se complico un poco eh no pudimos encontrar la pelota pero a pesar de todo logramos el resultado que buscábamos*) y porque a partir de esa tarde comenzó mi pasión por el deporte blanco (si, por culpa de el he llegado a mi casa, despues de jugar mas de ocho horas, con los dedos de los pies ensangrentados, arrastrándome para morir en la cama y renacer dos días después *ultra exagerada dramatización*)
Ojala podamos volver a verlo de nuevo generando ilusión, asombro, y esas cosas que hacen los magos.

Periodista: Guille guille, una palabritas para el blog.
Guille: Shhhh, aflojen con las boludeces.